sábado, 9 de mayo de 2009
Crucificado Mil Veces...
¿Cuántas veces no hemos sido testigos de hechos de injusticia hacia nuestros vecinos, amigos, familiares o desconocidos y hemos volteado la vista para olvidar rápidamente esa experiencia?.
Porque somos así... Sensibles, pero a la vez cobardes, por preferir pasar de largo antes de intervenir y prestar ayuda al que está en una situación engorrosa.
¿Qué está pasando en el mundo, que poco a poco se ha ido perdiendo la piedad, como sentimiento innato en el ser humano?
Cometimos un error gravísimo hace 2000 años y aún hoy seguimos procediendo de la misma manera, hemos dejado que crusifiquen personas inocentes mil veces... Cuando no prestamos ayuda al enfermo, al olvidado, al desamparado, al hambriento.
Cuando, por comodidad, somos concientes de los atropellos que se cometen contra mucha gente y no hacemos nada para que esta situación cambie.
¿Será que hemos perdido la Fe, en nosotros mismos? O ¿Será que poco a poco nos hemos anulado, dejándonos manipular por los que siempre han mantenido el poder en todos los niveles y de todas las formas?.
Tengo la impresión que JESUS DE NAZARETH tenia más Fe en nosotros que Nosotros mismos. Tal vez Él pecó de Crédulo, esperando que, hoy, hagamos algo por salvarlo.
Voy a contar la Historia de dos seres hermosos que libran una lucha familiar fuerte, donde la vida de uno de sus hijos está en peligro, por causa de una las peores plagas que ha caído sobre la humanidad: LAS DROGAS. Ellos no se explican cuáles fueron las razones reales, por las cuales un jóven preparado, con familia, holgura económica, puede hoy vivir como indigente en las calles de Caracas. Lo único seguro es que fue abandonado por su esposa. Perdió, aparentemente el Derecho a ver su Hijo, y aunque no ha perdido sus buenos modales y al hablar se le nota que tuvo una educación profesional, su mundo se redujo a trabajar en el día, y consumir droga de noche, durmiendo en cualquier parte. Eso sí, cerca de donde tuvo alguna vez su hogar, su amada esposa y su pequeño hijo.
Es desgarrador oir esos testimonios como el de la Sra. Vilma y El Sr. Carlos, porque nadie puede estar en sus zapatos y ver como de a poquito se está consumiendo la vida de su hijo, sin poder hacer algo para impedirlo...
Hace pocos dias estuve conversando con la señora y llorando me dijo, que había declarado a su hijo muerto, porque el cuerpo estaba vivo pero el alma se había ido, y ese muchacho que una vez tuvo padres, hermanas y hogar no existía. Pude comprender que no es fácil cargar con una cruz tan pesada y que a veces las fuerzas nos abandonan y preferimos dejar la lucha y esperar a que Dios actúe por nosotros.
Pero debemos entender que los problemas de nuestro mundo deben ser resueltos por los que vivimos en él, porque es seguro que aquí tuvieron su origen y no, donde está nuestro Padre.
Algunos dias despues de nuestra conversación, la Sra. Vilma vino a visitarme y me dijo en forma muy enfática que amaba a su hijo y que estaba dispuesta a invertir en él, así como Dios nos bendice antes de que actuemos, su tiempo,su amor y su esperanza para ese hombre que una vez logró tanto con su trabajo y esfuerzo vuelva , por lo menos, a vivir de manera digna.
Es un caso muy personal y digamos que doméstico, pero es un ejemplo, de esa piedad que necesitamos que aflore en momentos tan tristes...
Y así, cuántos testimonios e historias que no queremos oir, ocurren a cada momento en nuestra Ciudad, Pais ó Nación. Y sucede el Milagro! Algo dentro de nosotros nos sacude e impulsa a ser parte del proceso sanador. ¡Hagámole caso a nuestro corazón! Salvemos a Jesús, El hijo de Dios, (Como somos Todos) de otra muerte injusta.
"Deja que tu ser, tu parte humana, actúe a traves de tí"
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